Un universo en mi pecho, un torbellino, no puedo dejar de anudarte a mis interminables sueños. Ceniceros vacíos, el eco entre arboles, quiero jugar a ser quien te atrapa, quien te acoge…Pinto mis recuerdos con tus colores, no sé quien eres, no sé que haces entrando y dejando la puerta abierta. Invitada de las circunstancias, pareciera que el destino quiere reconciliarse. Estoy al final de la fila de dominoes, el tiempo se detiene, el aire como un bloque, no puedo mirarte, ignoras mi anhelo. Sonrisas, te estás convirtiendo en mi música preferida y el silencio envidioso, cauto, se hace tantas e interminables preguntas…Las hojas pierden el otoño.
Recuerdo cuando niño seguir la Luna; recuerdo verla vestida, conversaciones interminables, noches que no quería que tomaran el color naranja; tal como tú mirada, tan profunda, tan clara, tan inalcanzable, me llevan a viajar, a recorrer lo intangible…
Dolce Poesia Alla Vita 